Los cañones de la Revolución del 16 de Julio de 1809 y el trágico final de quien los fundió

Los cañones de la Revolución del 16 de Julio de 1809 y el trágico final de quien los fundió

Los patriotas contaban con cañones de mar con los que sorprendieron a los españoles. En 2007 fueron encontradas dos de esas piezas. Estaban olvidadas en la Casa de Murillo. Se hicieron réplicas para protegerlas.

Una mujer observa los dos cañones originales con los que los `patriotas de 1809 lucharon. . 

La Revolución del 16 de Julio de 1809 en Nuestra Señora de La Paz estaba en su efervescencia y el alcalde de la ciudad de entonces, Yanguas Pérez, intentó organizar una contraofensiva para frenar el levantamiento. Convocó a un grupo de realistas para planear las acciones que podían asumir, pero al verse descubierto, buscó refugio en su casa junto a los que había convocado.

Yanguas Pérez vivía a unas cuadras de la plaza de Armas (hoy Murillo), donde había comenzado el alzamiento. Habitaba una casona, donde hoy se encuentra del Banco Central de Bolivia. Apenas ingresó al lugar, llegaron los patriotas con un cañón y apuntaron a la puerta de su casa exigiéndole que saliera.

Como no respondió, enseguida se oyó el estruendoso disparo del cañón que dejó hecho trizas el portón de la casona. El español salió apresurado y se entregó a los revolucionarios. Fue detenido, pero su final no fue tan dramático, como el que tuvo el que fundió los cañones, a quien sacaron de su casa: el patriota Juan Antonio Figueroa, al que le dieron tres muertes.

El alcalde era uno más de los realistas sorprendidos con el hecho de que los revolucionarios, encabezados por Pedro Domingo Murillo, contaran incluso con cañones para asegurar el triunfo definitivo de la rebelión contra los chapetones, como se llamaba entonces a los españoles.

“Eran cañones de mar y fueron fundidos por Juan Antonio Figueroa en la casona de Vicenta Juariste Eguino, donde hoy se encuentra la Facultad de Derecho, en la calle Loayza. Los patriotas acopiaron ahí todo tipo de objetos de hierro para fundir los cañones. Cada uno pesaba por lo menos 100 kilos”, afirma el historiador Carlos Gerl.

“Nadie creía que los revolucionarios tenían cañones. Sobre todo los realistas, no se imaginan que habían logrado fundir ese tipo de armas, pero existen registros que confirman este hecho y que para el inicio de la Revolución se fundieron 200 tiros (balas) de cañones”, añade Gerl.

Cañones recién desenterrados del patio trasero. 

Los cañones de la Revolución del 16 de julio son piezas que quedaron olvidadas en las páginas de historia, hasta que Carlos Gerl Pardo y Randy Chávez García comenzaron a seguir sus rastros en el año 2007, aproximadamente, como parte de las tareas que la Alcaldía de La Paz, en ese entonces dirigida por Juan Del Granado, se dio para la celebración del Bicentenario del Grito Libertario de 1809, que se cumplió en 2009.

La primera pista que hallaron los noveles investigadores estaba en algunos libros de historia.

“Primero encontramos literatura sobre la importancia que tuvieron estos cañones en la Revolución de 1809, pero nunca llegamos a saber la cantidad en que fueron fundidos. Seguimos investigando y dimos con información que indicaba que se hallaban en predios municipales, pero nadie nos confirmaba el dato”, cuenta Gerl, quien tenía una razón especial para indagar episodios como éste de la Revolución de 1809: su descendencia directa con el protomártir de la Revolución Pedro Domingo Murillo.

La búsqueda fue incesante porque habían muchas versiones respecto a la ubicación del armamento. Unos decía que estaba enterrados en el atrio del Palacio Consistorial, otros que los dejaron debajo de las escalinatas del edificio edil. Todo hasta que 2008, cuando llegaron hasta la Casa de Murillo, el museo dedicado a la gloria del 16 Julio de 1809, donde hallaron dos de los cañones “olvidados” en el patio trasero del lugar.

“Encontramos dos cañones con sus respectivas llantas semienterrados en el patio trasero del museo. Alguien los llevó ahí, los dejó ahí y el tiempo hizo su obra. Estaban sucios y a simple vista no mostraban su valor histórico. Estaban abandonados, como si no tuviera valor. Sólo encontramos dos”, expresa Gerl.

Su compañero de investigación Randy Chávez recuerda que cuando intentaron mover las piezas, su peso fue la gran dificultad. “No son piezas grandes, pero en peso fácilmente, cada uno, llega a casi los 100 kilos. Moverlos fue un trabajo que hicimos casi entre ocho personas. No entiendo cómo los revolucionarios pudieron desplazarse con ellos”, comenta Chávez.

Pero, ¿por qué Gerl y Chávez tenían la certeza de que los cañones que hallaron en la Casa de Murillo eran los que se usó en la lucha de 1809? Gerl responde: “Contábamos con registros y fotografías, y ahí estaban los cañones, frente a nosotros”.

Las piezas fueron limpiadas y empavonadas y se decidió hacerles réplicas, que se muestran en la Casa de Murillo. Los cañones originales se encuentran expuestos en el Museo del Litoral, según verificó Página Siete.

Fundidos por un marinero

El armamento fue fundido por Juan Antonio Figueroa, marinero español que se convirtió en uno de los protomártires de 1809. Usando su experiencia de artillería marítima, Figueroa, con la colaboración de José Gabriel Castro, fundió unos cañones marinos que se cargaban por delante.

Carlos Gerl señala que fueron fundidos en la casona de Vicenta Juariste Eguino, que se encontraba donde hoy está la Facultad de Derechos de la Universidad Mayor de San Andrés.

“Investigando, alcanzamos la certeza de que no fueron fundidos en el Tambo Quirquincha, como mencionan algunas versiones, porque el lugar estaba lejos de la Plaza Murillo. Además, estaban los puentes que había que atravesar. Nadie iba a pasar un cañón por un puente, jalándolo con ocho personas o con un burro. Más en esos días”, dice.

Juan Antonio Figueroa, al igual que el resto de los líderes de la Revolución de 1809, también fue condenado a muerte, pero él pasó por las tres muertes.

Fue sentenciado a morir en el torniquete, pero cuando se lo dio por muerto aún mostraba signos de vida, por lo que inmediatamente fue llevado a la horca. Pero la cuerda que pusieron alrededor de su cuello se rompió y Figueroa cayó arrastrando al verdugo. Fue tanto el bochorno que uno de los soldados españoles sacó su sable y lo decapitó.

El 16 de julio de 2009, cuando se cumplía el bicentenario de la Revolución de 16 de Julio, los dos cañones fundidos por Figueroa lucieron imponentes en la Casa de Murillo, igual que el recuerdo que los paceños guardamos de ese patriota y de todos los hombres y mujeres que lucharon en 1809.

“Encontramos dos cañones con su respectivas llantas semienterrados en el patio trasero del museo”.

Carlos Gerl, historiador.

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2 Comentarios
  • Dr.Lorgio Vargas.Historiador e Investigador
    Posted at 14:40h, 05 febrero Responder

    Muy interesante pero hay varios errores de concepto.
    1.- Los cañones son de artilleria naval y son muy precisos no habia necesidad ni la tecnologia para fundirlos,lo que se hizo fue fundir hierro para hacer los proyectiles ojo, asimismo se fundio metal para el soporte de las RUEDAS no llantas ese termino es igual erroneo.
    2.-Comparto con la teoria de que el Tambo Quirquincho se encontraba muy lejos de la Plaza de Armas y que por eso se escogio fundirlos en la supuesta propiedad de Eguno en lo que hoy es la Facultad de Derecho.
    Pero recuerden si los supuestos cañones navales se trajeron para la revolucion de 1809 , primero llegarian del mar siguiendo el rumbo del altiplano hasta llegar a El Alto y bajarian pasando justo por el Tambo Quirquincho propiedad de Juariste Eguino., que necesidad tendrian de hacerlos pasar por la guardia española en la plaza de armas.
    La historia esta muy ligada a la logica queridos amigos.
    Los felicito por investigar y publicar pero recuerden la gente del siglo 18 no era gente tonta que se hubiera arriesgado a acumular tanto armamento en narices del imperio español, aparte existio armamento robado del cuartel militar ubicado en la casa del ex cine Paris en la Plaza Murillo seria interesante ver si esos cañones no pertenecian a ese destacamento militar.
    Buen trabajo.
    Gracias.

  • ROSARIO ARANA VIAMONT
    Posted at 15:25h, 06 abril Responder

    Es bueno conocer esta parte de la historia rumbo al BICENTENARIO de la República de Bolivia

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