En 1781, Túpac Katari, proclamando la insurrección, reunió
sus tropas e inició el cerco a la ciudad de La Paz, instalando su
cuartel general en el cerro Killi Killi (halcón pequeño), donde
con una pequeña artillería inició varias descargas a la ciudad,
en especial a la plaza Mayor, dada su cercanía. El cerro se
convirtió en un lugar simbólico para los sublevados; pero a la
finalización del cerco, y tras la muerte Katari, se ordenó que
uno de los miembros descuartizados (su cabeza) fuera colocado
en la plaza de Armas y después en el cerro de Killi Killi. Como
obra artística, recordando el gran levantamiento indígena, ha
quedado el fresco pintado por Olivares.